Todo lo que debes saber de la Araucaria, el árbol nacional de Chile
Por: Chile Travel - 27 agosto, 2021
Pehuén en lengua Mapuche, la Araucaria es el árbol representativo de Chile y uno de los más queridos por los habitantes de este lado del planeta. De belleza imponente y siempre verde, personas de todo el mundo viajan miles de kilómetros para conocer y abrazar a uno de los árboles más antiguos de la faz de la Tierra, la Araucaria, nuestro árbol nacional.
De corteza gruesa y resquebrajada, ramas pinchudas y escamadas, la Araucaria es de una silueta que puede llegar a medir 50 metros de altura. Su historia genética se remonta a 240 millones de años, lo que hace que el caminar entre sus bosques pueda llegar a ser una experiencia mágica, a tal punto que se convierte en una bandera de lucha ante la amenaza de desaparecer.
Lamentablemente en la actualidad su distribución se ha visto reducido en 30 mil hectáreas, razón por la cual ha sido declarada en peligro de extinción.
Árbol utilizado como símbolo de los pueblos originarios del centro y sur de Chile, la Araucaria es de lento crecimiento y gran longevidad, pudiendo superar los 1.600 años. Es más, alcanza su madurez reproductiva entre los 100 y los 300 años de vida, regalando a sus cercanos su sabroso fruto: el piñón, una semilla comestible que los Pehuenches utilizaban como base de su alimentación.
Templos de Araucarias milenarias al sur de Chile
Conguillío, Lonquimay y Reserva Nacional China Muerta
Si lo que buscas es un encuentro inolvidable con este milenario árbol y la naturaleza que lo rodea entre la zona de Territorio Arauco y Panguipulli de invita a conocer la Araucaria chilena.
Ubicado a 10 minutos de Melipeuco, el Parque Nacional Conguillío es principal atractivo de toda la zona cuna de Araucarias milenarias.
Conguillío proviene de “Ko-nqilliu” que en lengua Mapuche significa “piñones en el agua” o “entre piñones” basándose en que, en las 60.000 hectáreas de extensión del parque abundan las araucarias, lagos y lagunas.
Su especial belleza llevó a que la BBC (servicio público de radio y televisión del Reino Unido), lo denominara como uno de los últimos refugios del mundo en preservar el paisaje donde vivieron los dinosaurios. Realmente imperdible si lo que buscas es tener un encuentro ancestral y milenario con las araucarias de Chile.
Otro encuentro inolvidable con nuestro árbol nacional es Lonquimay, zona de bosques de araucarias, lo que convierte a este lugar una tierra mágica en la cual conviven la cultura occidental y las prácticas del pueblo originario Pehuenche.
Caminar por los senderos montañosos y arbolados permite descubrir la majestuosidad de estas coníferas cubiertas de nieve en invierno. Sus ramas de forma cilíndrica y de un verde profundo, contienen el fruto que ha servido de base alimenticia para los aborígenes de la zona, pudiendo convertir al Piñón en harina para sus masas hasta en mermelada para endulzar los postres.
En los alrededores también se encuentran bosques de robles, lengas y coihues, entre otra vegetación nativa. Todo el ambiente invita caminar, efectuar cabalgatas y, si el tiempo lo permite, pasear en bicicleta o hacer trekking.
Por último, la Reserva Nacional China Muerta es un cónclave natural ubicada en la comuna de Lonquimay a 40 km de Melipeuco. Destaca por su entorno natural, rodeados de las milenarias araucarias que en esta parte de Chile se erigen en zonas altas, dando paso al bosque caducifolio. Es un lugar perfecto para realizar safaris fotográficos.
La Araucaria y su vinculación al pueblo Mapuche.
La Leyenda del Pehuén
Hace mucho tiempo el pueblo Pehuenche vivía cerca de los bosques de pehuenes o araucarias. Ellos se reunían bajo los arboles para rezar, hacer ofrendas y colgar regalos en sus ramas, pero no cosechaban sus frutos, pensando que eran venenosos y no se podían comer.
Un año, el invierno fue muy crudo y duró mucho tiempo. La gente se había quedado sin recursos: los ríos estaban congelados, los pájaros habían emigrado y los árboles esperaban la primavera. La tierra estaba completamente cubierta de nieve. Muchos de los pehuenches resistían el hambre, pero los niños y los ancianos se estaban muriendo.
Tras escuchar las sabias palabras de un anciano de la tribu, decidieron cosechar los frutos de la Araucaria, los piñones. La tribu entera participó de los preparativos de la comida. Muchos salieron a buscar más piñones; se acarreó el agua y se encendió el fuego.
Después tostaron, hirvieron y comieron los piñones que habían recogido. Fue una fiesta inolvidable. Se dice que, desde ese día, los Mapuches que viven junto al árbol del Pehuén y que se llaman a sí mismos Pehuenches, nunca más pasaron hambre y esperan que nunca tan precioso árbol les sea arrebatado.
La cosecha del Piñón, una práctica ancestral
Si ya has visto la belleza de una Araucaria adulta, habrás notado que no es fácil subirse a una de ellas. Sin embargo, los pehuenches son expertos en esta cosecha pudiendo trepar cómodamente por el tronco, utilizando como peldaños la rugosa corteza.
La recolección es todo un ritual y se conoce como “el piñoneo”, actividad que se realiza entre febrero y abril de cada año, y se ha convertido en toda una atracción turística, en la cual solo los elegidos pueden participar.
El recto tronco necesita zapatos especiales para poderlo escalar y como las hojas son puntudas necesitan también guantes reforzados. En algunos casos los cosechadores deben subir varias decenas de metros. Allí arriba, con una vara, le pegan a las bolsas de piñones para que revienten y suelten sus frutos.
En un buen año una Araucaria de más de 100 años, en plena producción, puede dar hasta unos 400 kilos de piñones. Pero tampoco hay que engañarse, porque sólo producen las Araucarias hembras. O sea, la mitad de ellas.
Los piñones en tu cocina, un alimento milenario
Y si se trata de comer un fruto rico en minerales, fibra y buena fuente de proteína, los piñones son los únicos frutos secos que no provienen de plantaciones, sino que se recogen de los bosques. Son los frutos secos más caros del mercado por su difícil trabajo de recolección, pues para obtener un kilo de piñones se necesitan entre 20 a 30 kilos de piñas.
Se suelen consumir crudos en ensaladas y pastas o en rellenos de aves, ya cocinados.
Se utilizan también en repostería, para preparar platos dulces porque son muy decorativos como adorno, tradicionales en épocas navideñas. Pero donde verdaderamente podemos apreciar su sabor es en los platos salados de uso diario, como el pan, pastas o harina que se puede mezclar con leche, como base alimenticia para los más pequeños.
Pueden encontrarse piñones en el mercado durante todo el año, aunque su consumo es más generalizado en la época de verano y, sobre todo en Navidad, cuando se acentúa su demanda.
Algunos de sus beneficios son:
Contienen ácidos grasos esenciales como el Omega 6 y Omega 3. Estos ayudan a cuidar nuestro sistema cardiovascular y nuestro cerebro. Son ricos en vitaminas E, que refuerzan nuestro sistema inmunológico y aumenta las defensas. Tiene minerales como potasio, magnesio, hierro y zinc.
Ayuda a reducir los niveles elevados de colesterol LDL o malo. Aportan grandes cantidades de fibra. Un puñado de piñones tienen cerca de un gramo de fibra, por lo que es ideal en caso de estreñimiento. Además, mejoran la fertilidad.
Son bajos en calorías por lo que los puedes acompañar en cualquier comida y son una muy buena fuente de proteínas, lípidos e hidratos de carbono.
La Araucaria, una especie que hay que cuidar
Ya no sólo los Pehuenches saben del valor y cuidado que hay que tener con el árbol más antiguo de Chile, la Araucaria. Ahora es un patrimonio vivo que despierta la atención de todo el mundo, no sólo por su belleza y regalos que nos otorga, sino también por ser una emblemática especie en peligro de extinción.
Recorre la zona centro y sur de Chile y enamórate al igual que nosotros de la Araucaria chilena, y descubre por ti mismo como es abrazar el energético tronco de este verdadero dinosaurio herbolario.