Sobre Chile

Chile la ha dado una gran importancia a la seguridad, siendo un pilar fundamental para el desarrollo. Esto ha llevado a que el país sea reconocido internacionalmente como una de las naciones con menores tasas de criminalidad en toda la región, ¿lo puedes creer?

De acuerdo al Índice de Ciudades Seguras, elaborado recientemente por The Economist, Santiago es la ciudad más segura a nivel Latinoamericano, ¡maravilloso! En tanto, un estudio mundial realizado por la revista Newsweek califica a Chile como el mejor país para vivir en América Latina.

Quizás te sorprenda saber esto, pero Chile se encuentra entre los países más pacíficos de Sudamérica, ubicándose en el puesto 45 a nivel mundial dentro del ranking de las naciones con menores tasas de delitos graves, según el reporte de índice de la paz global 2020 del Institute for Economics & Peace.

La fortaleza y estabilidad de sus sistemas bancarios y financieros han generado altos índices de credibilidad en los mercados extranjeros, lo que ha permitido que grandes empresas quieran invertir en el país, mejorando el acceso a bienes y servicios para toda la población.

Los logros y valores de nuestros deportistas acercan y unen, a través de la pasión, a las personas a lo largo de nuestro país.

Historias de esfuerzo y sacrificio que convierten a los hombres en héroes. Que nos inspiran a todos. Que han portado el reconocimiento a los distintos rincones de Chile.

Nuestro deporte rey es el fútbol. Tenemos embajadores dentro y fuera de las canchas en las ligas más importantes del mundo. Iván Zamorano y Marcelo Salas dieron paso a «La Roja» de Alexis Sánchez y Arturo Vidal, la selección que nos convirtió en los Campeones de América.

El tenis también nos ha dado alegrías. Fuimos Top One con los saques de Marcelo Ríos y dobles campeones olímpicos junto a Fernando González y Nicolás Massú.

La variedad de nuestra tierra nos ofrece kilómetros de costa, con olas que alzaron a Ramón Navarro como un ícono del surf y paisajes salvajes para vivir desafiantes aventuras. A superarnos permanentemente con dedicación y constancia.

Nuestra lengua oficial es el español y aunque es hablado por todos los chilenos, también existen idiomas o dialectos que aún utilizan las distintas comunidades indígenas presentes en nuestro país.

Con el español como herencia de los conquistadores hispanos y la incorporación, a través de los años, de modismos locales y extranjeros, nuestro lenguaje fue adquiriendo sus propias particularidades. Así rasgos fonéticos, sintácticos y léxicos, crearon palabras propias o chilenismos.

Frente a los grandes cambios, las lenguas indígenas aún se mantienen presentes entregando identidad a los pueblos y sus habitantes. En la zona andina del norte puedes descubrir el aimara y el quechua. El Rapa Nui o pascuense encanta la polinésica Isla de Pascua. Y el mapudungun envuelve en un aura mística algunas zonas del sur del país gracias al pueblo mapuche.

Herencia social y tradición cultural se entrelazan para expresar la esencia del fin del mundo.

En la sociedad chilena la religión juega un rol importante, y ha sido relevante en varios eventos a lo largo de nuestra historia.

El mundo religioso en Chile reconoce al catolicismo como la fe predominante dentro del territorio. Su legado se puede admirar en la rica arquitectura presente a lo largo del país. La catedral de Santiago es un hito en pleno corazón de la capital. Y las más de 400 iglesias de madera nativa en Chiloé, de las cuales 16 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, son ejemplos de ello.

En nuestra sociedad coexiste una variedad de creencias y prácticas. Seguidores de la iglesia evangélica, testigos de Jehová, mormones, judíos han encontrado en nuestro territorio un lugar con una amplia libertad de culto. Así se celebran festividades religiosas dedicadas a santos patronos y la Virgen. De la tradición y la fe nacen celebraciones llenas de identidad como la Fiesta de La Tirana o Cuasimodo.

Sabiduría y expresiones del alma que se transmiten de generación en generación y se manifiestan en costumbres tan diversas como nuestros paisajes.

Fiestas que encantan y envuelven a sus participantes. Trajes y máscaras brillan bajo el sol altiplánico en la Fiesta de la Tirana. Mitos y leyendas vuelven a la vida en mágicos rituales polinésicos en Isla de Pascua. Mientras en Chiloé, la solidaria Minga celebra la construcción o el traslado de la casa local.

Una amplia diversidad de celebraciones donde las Fiestas Patrias son el gran protagonista. Durante el 18 y 19 de Septiembre conmemoramos nuestra independencia nacional con festejos populares. Nos reunimos en «fondas» para disfrutar comidas típicas mientras bailamos al compás de la «cueca» y otras canciones populares.

Es el imaginario de un país y de su gente, que conserva y recrea a lo largo y ancho de todo el territorio, la esencia de un pasado ancestral.

Culturas y pueblos indígenas que evitaron durante siglos el contacto con los exploradores europeos, fueron finalmente colonizados por los españoles que llegaron a Sudamérica en busca de riqueza y gloria para la Corona.

Los reyes del viejo continente, conquistas y reconquistas dieron paso a los primeros próceres de una patria. Un territorio que se transformó en república y que celebra hoy un poco más de 200 años de independencia.

Guerras civiles, gobiernos liberales y regímenes radicales dieron paso al presidencialismo en el siglo XX. Nuestro país se dirigía hacia el progreso bajo conducciones democráticas. Grandes cambios llegaron en las décadas de los 70 y 80 cuando más de 15 años de régimen militar dieron paso a la democracia.

Somos un país sólido y confiable, que a través del esfuerzo y sacrificio hemos fijado nuestras fronteras. Hemos aprendido de nuestros diferentes estilos de gobierno a lo largo de la historia. La experiencia y contraste de estos nos han llevado a crear una conciencia ciudadana que se adapta al devenir del mundo y a sus cambios.

Chile es mucho más que 16 regiones, somos el testimonio de un espíritu indomable, una sociedad que convive con sus diferencias y a partir de ellas construye el futuro.

En la riqueza del suelo chileno nacen alimentos impregnados con el sabor de la naturaleza que se extienden hacia el mundo.

Nuestros ingredientes llevan impreso en cada sabor los más de 4.000 kilómetros de borde costero y del despliegue de 17 climas, haciéndolos únicos. Vinos que comparten tradiciones del Viejo Mundo y guardan los secretos de la tierra.

De estos productos preparados con técnicas locales surgen preparaciones únicas, dándole una identidad propia y nueva vida a los alimentos. Entre los platos locales más famosos está el pastel de choclo, las empanadas de pino o el curanto de Chiloé. En él los alimentos se cocinan al vapor tapados por hojas nativas y piedras calientes bajo la tierra.

Efectos de una cadena que nace del trabajo de quien trabaja la tierra, produce el alimento, transporta, cocina y se cierra con quien lo disfruta en la mesa desde cualquier parte del mundo.

Expresiones que nacen desde la tierra y salen al mundo para proyectar historias de un pueblo mágico. Creaciones que son verdaderos fragmentos del alma de Chile.

Para un pueblo tradicionalmente silencioso, la música, es una forma de expresar con multiplicidad de voces un modo de sentir y soñar. Nuestra música son creaciones de tono local que alcanzan nivel universal.

Las obras de Los Jaivas y Víctor Jara trascienden hasta hoy, como el rescate y difusión de la poesía campesina cantada es el legado de Violeta Parra para el mundo. Sebastián Silva y Andrés Wood han encontrado la manera de expresar la identidad nacional en imágenes que se proyectan en importantes festivales internacionales.

El arte visual chileno ha llegado a los principales museos y exposiciones del mundo en manos de consagrados artistas como el maestro surrealista Roberto Matta o Pedro Lira, fundador del Museo Nacional de Bellas Artes. El arte también recorre las calles. Como los murales de Valparaíso, donde el talento anónimo y colectivo le dan al arte chileno sus múltiples matices.

La cultura vive y late en Chile, avanza, se nutre y crece permanentemente tentando al mundo entero con ser sus exploradores. .

La inspiración nace en el fin del mundo. Donde poetas y antipoetas crean realidades y visiones tan diversas como sus propios exponentes.

En nuestro país hemos visto nacer ganadores del Premio Nobel. Creadores que expanden su visión de la vida y el mundo a través de obras que sellan con tinta emociones provenientes del alma.

Las olas del Océano Pacífico que se estrellan suicidas en los requeríos de Isla Negra inspiraron a Pablo Neruda. Las obras de amor apasionado y herméticamente sombrío lo consagraron como el poeta de los versos más reproducidos en el mundo. Y los paisajes de Vicuña, al interior del Valle del Elqui, marcaron la vida y obra del primer Premio Nobel de Literatura latinoamericano, Gabriela Mistral.

Genios contemporáneos que inspiran a las generaciones actuales. De una revelación irónica e iconoclasta de un mundo problemático, Nicanor Parra creó la antipoesía. Y la influencia de su propuesta estética marcó un hito para las letras nacionales.

Las novelas de Isabel Allende cobran vida a través de producciones Hollywoodenses. Y Alejandro Jodorowsky se convierte en un maestro espiritual al expandir las fronteras de la imaginación.

Palabras que resisten el paso del tiempo, que transforman a Chile en un país de poetas.